El País: La Habana, catálogo del derrumbe:
…En un principio fueron fotografías desnudas de ruinas y deshechos urbanos de La Habana, documentos de la dura realidad de un país cuya caída libre había comenzado mucho antes de la desaparición del bloque socialista. En aquel momento Garaicoa utilizó el lenguaje de la arquitectura para hacer un inventario de aquel descalabro social: en sus imágenes reunió pedazos cercenados de columnas, capiteles abandonados en parques, hierros retorcidos en céntricas avenidas, solares sembrados de escombros, esquinas del casco histórico apuntaladas de forma milagrosa y secuencias de lugares por los cuales pasaba cada día y veía depauperarse hasta el derrumbe.
Aquellas primeras fotos en si mismas tenían valor documental, pero se convirtieron además en el punto de partida de exploraciones más profundas. Para Garaicoa, aquellas ruinas nunca fueron piedra muerta sino que a través de ellas y de los espacios que los edificios derruidos dejaban de ocupar, o los que todavía ocupaban sus despojos, podían establecerse relaciones y conexiones ocultas que dibujaban un mapa muy vivo de la sociedad, en el caso de Cuba marcada fatalmente por el fracaso de la utopía.
La historia, según este artista, se encuentra contenida “en las calles que diariamente atravesamos, en los objetos que las habitan y en las líneas que dibujan sobre cada uno de nosotros”. Por eso, “arrancar el secreto de una ciudad y ponerlo al descubierto” fue siempre uno de los objetivos de su obra. Durante años sus exposiciones trataron de llamar la atención crudamente sobre aquello tan tremendo que estaba sucediendo y con lo que la gente convivía sin apenas darse cuenta, o sin darse por aludida.
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