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Espacio Laical: Entrevista con Alysa Nahmias y Benjamin Murray, realizadores del documental Unfinished Spaces (Espacios Inacabados)

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Instituto Superior de Arte. Foto 2012.

Espacio Laical: Entrevista con Alysa Nahmias y Benjamin Murray, realizadores del documental Unfinished Spaces (Espacios Inacabados):

A finales de junio, tuve la suerte de ver el filme Unfinished Spaces (Espacios Inacabados) en el Festival de Cine Northside, en Brooklyn, Nueva York. Realizado por dos jóvenes estadounidenses Alysa Nahmias y Benjamin Murray, esta joya del cine documental narra la historia de las Escuelas Nacionales de Arte (ENA), hoy sede del Instituto Superior del Arte, como proyecto cultural, social y, sobre todo, arquitectónico.

El relato empieza con la famosa visita de Fidel Castro y Che Guevara, en enero de 1961, al campo de golf del antiguo Habana Country Club, la cual tuvo como resultado inesperado la propuesta de erigir en ese mismo terreno las mejores escuelas de arte del mundo. De ahí, el filme pasa al frenético diseño del complejo artístico en un período de apenas dos meses y los primeros pasos hacia su realización, hasta llegar a 1965, cuando se decidió suspender la construcción todavía en proceso, después de que las obras y los arquitectos fueron criticados por imprácticos y excesivos. En un contexto de polarización política en que los efectos del embargo económico impuesto por Estados Unidos se hacían sentir por todo el país, y tras el impulso que cobró la adopción del método soviético de prefabricación, la ENA poco a poco llegó ser considerada como un proyecto “improductivo”, mientras que algunos tildaron sus diseños de “elitistas.”

Mediante una hábil combinación de entrevistas, fotografías, imágenes de archivo, y filmaciónin situ—y de algún modo siguiendo la senda marcada por John Loomis en su libro de 1999,Revolution of Forms: Cuba’s Forgotten Art SchoolsUnfinished Spaces se nos cuenta la historia de una serie de edificios únicos, controvertidos en su momento, pero hoy reconocidos mundialmente como obras maestras de su época y de sus arquitectos: Ricardo Porro (cubano), Roberto Gottardi (italiano), y Vittorio Garatti (italiano). Además, el filme funciona como una biografía íntima de estos tres hombres, captando la importancia personal que tuvo para ellos haber sido seleccionados para diseñar la ENA , así como el impacto del ostracismo que sufrieron junto con sus obras en un momento determinado. Porro se marchó a París en 1966, mientras que Garatti se vio obligado a regresar a Italia en 1974, víctima de una serie de malentendidos y acusaciones falsas. Gottardi aún vive en Cuba. No obstante estos itinerarios distintos, el filme transmite la huella que ha dejado en cada uno de los tres el haber vivido tantos años con la esperanza de ver sus originales planos utópicos hechos realidad.

Más que un relato estrechamente arquitectónico o biográfico, Unfinished Spaces también abre una amplia ventana a la historia cultural, artística y social de Cuba durante el pasado medio siglo. Como es conocido, aun cuando se había paralizado la construcción con sólo dos de las escuelas terminadas, la ENA nunca dejó de servir como institución de docencia artística. Pasaron por sus puertas algunas de los más exitosos artistas cubanos en estos tiempos. Y en el filme, varios de estos ex-alumnos (algunos radicados en la Isla y otros fuera de ella) ofrecen ricos testimonios de sus experiencias como estudiantes, desde la efervescencia vivida en los años iniciales, hasta la discriminación sufrida por homosexuales a finales de los 60 y comienzos de los 70. Con igual pasión comentan sobre el ambiente de singular creatividad durante los 80 y 90—cuando el deterioro físico en que habían caído algunos de los edificios, junto con su creciente reabsorción por la naturaleza, como si los árboles estuvieran tragándose a los edificios poco a poco, paradójicamente creó condiciones propicias para la reflexión y la experimentación. Aprendemos, además, cómo en pleno Período Especial algunos de los edificios medio abandonados ofrecían refugio para personas desamparadas, además de convertirse en fuente ilegal de suministro materiales de construcción para otros que buscaban mantener sus hogares. El resultado, por tanto, es una historia compleja y a veces amarga, pero a la vez bella y profundamente inspiradora.

El documental concluye a finales de los años 90 y principios de los 2000, cuando en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) se empezaron a gestionar propuestas para restaurar y completar el proyecto inacabado, y cuando Porro y Garatti pudieron regresar a Cuba con el objetivo de colaborar en ese nuevo esfuerzo. Hasta la fecha, las escuelas de Artes Plásticas y de Danza Moderna diseñadas por Ricardo Porro—las dos cuya construcción ya se había terminado en 1965—han sido renovadas, mientras que las Escuelas de Ballet y Música de Garatti, junto con la Escuela de Teatro de Gottardi, permanecen inconclusas. El conjunto de los edificios fue declarado Monumento Nacional en 2010, y desde 2003 forma parte de la “Lista Tentativa” de Sitios del Patrimonio Mundial, de la UNESCO.

Hace poco pude conversar con Alysa (AN) y Benjamin (BM) sobre su filme, un proyecto que les ocupó nada menos que diez años de trabajo y que ha sido premiado en varios festivales internacionales de cine desde su debut oficial hace un poco más que un año, en Los Ángeles. Con gusto, comparto nuestra conversación con los lectores de Espacio Laical.

Pueden ver la entrevista a los realizadores aquí.

Instituto Superior de Arte. Foto 2012.

Instituto Superior de Arte. Foto 2012.


Juventud Rebelde: En fase de terminación conjunto habitacional en Ciego de Ávila

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Imagen tomada de Juventud Rebelde.

Juventud Rebelde: En fase de terminación conjunto habitacional en Ciego de Ávila:

Unos 800 constructores, provenientes de diversos organismos de la provincia de Ciego de Ávila, avanzan en la conclusión de los primeros 98 apartamentos de un conjunto habitacional, el más grande sistema de viviendas de este territorio en los últimos años.

……………….

Impulsada por la dirección del Partido y el Gobierno en la provincia, este conjunto habitacional, que constará de 222 apartamentos, se debe a la Empresa de Diseño e Ingeniería y comenzó a construirse en junio de 2010, aprovechando las estructuras de lo que debió ser inicialmente el Hospital Pediátrico, paralizado en su ejecución por la llegada del período especial.

……………….

A esta inversión, valorada en la primera etapa en más de 3 524 000 pesos, le seguirá un cronograma hasta 2015 durante el cual deberán erigirse primero 54 apartamentos, y luego 70 viviendas más junto a un consultorio del médico de la familia, área de parqueo, restaurante-cafetería, un  mercado de artículos industriales y otro de productos agropecuarios.

En la medida en que se concluyan los bloques habitacionales, los inmuebles se entregarán a trabajadores de distintas esferas de la economía y los servicios, profesores, académicos, deportistas, combatientes y casos sociales priorizados, entre otros sectores.

sobre la ruralización de La Habana

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Nuevo Vedado. 2012.

En tumiamiblog: ruralización castrista de La Habana: “en lo invisible, la industria y las inversiones colapsan, la mano de obra especializada se empobrece, el planeamiento urbano brilla por su ausencia. en lo visible, el pavimento se hace tierra, las aceras se parten, el piso se quiebra, los edificios se descuartizan lentamente. las hortalizas toman el lugar de los jardines. chivos, perros, gallinas y cerdos pululan las avenidas. el habanero medio vive en medio de una realidad semiagreste y emprobecida.”

En Mermeladas: Aclarando algunos criterios: “Al hablar de la ruralización, nadie está tratando despectivamente lo rural, sino señalando que tiene muy poco que ver con lo urbano. No es lo mismo vender viandas llenas de tierra y vegetales, y carnes sin refrigeración en una tarima rústica a la entrada o salida de un batey o pueblo, que hacerlo en Galiano, 12 y 17 ó 17 y K, por poner solo algunos ejemplos bien visibles. Esto no solo es rural, sino también medieval. Por eso molesta. La Habana no era así, al igual que no lo eran Santiago de Cuba, Holguín, Camagüey, Sancti Spíritus, Cienfuegos, Santa Clara, Matanzas y Pinar del Río, por citar solo algunas ciudades importantes. Si se agregan las calles destruidas convertidas en vertederos, la falta de higiene generalizada, la destrucción de bancos y áreas verdes en los parques y el cocinar con leña en lo parterres, el espectáculo es francamente caótico. Con todo respeto, esta no era la generalidad, con independencia de que pudiera existir en algún que otro asentamiento marginal.”

Inter Press Service en Cuba: La máquina del tiempo, por Leonardo Padura (ya publicado en Cuba Material).

Uno de los primeros tweets de Antonio Rodiles: “1/9/13, 7:45 PM Basta recorrer las calles de Centro Habana para comprobar el crecimiento alarmante de la marginalidad y pobreza en#Cuba“.

Mario Coyula, “En Trinquenio Amargo la ciudad distópica: Autopsia de una utopía”, en Criterios y en Archipiélago, 14(56), aquí con imágenes:

Con ello, el campesino se encontraba con todos los inconvenientes de vivir en plantas altas, de forma muy diferente a la suya habitual, y sin las ventajas de la ciudad. Como resultado, terminó emigrando a una ciudad de verdad. De hecho, se ha producido un reflujo, y la capital se ha ruralizado con ranchones de guano de un vago estilo neo-taíno, platanales y crías de animales en los jardines frontales, cercas de alambre, sopones cocinándose con leña en los parterres, carretones de tiro animal y tractores corriendo por las calles.

 

Mermelada: Algo diferente

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Calle Neptuno. Circa 1950.

En Mermelada, resumen de conferencia del arquitecto Miguel Coyula sobre las edificaciones habaneras:

…Quedó bien claro que el 80% de las edificaciones de la ciudad, fueron construidas antes del año 1959 y, la mayoría, entre los años 1900 y 1958, principalmente en los años de la República (1902-1958). También que, debido a la falta de mantenimientos y a disposiciones absurdas (eliminación del ejercicio de los oficios por cuenta propia), el 80% de las mismas se encuentran en mal estado, lo que hace promediar derrumbes de tres (3) edificaciones por día, unas mil (1000) al año, sin que sean repuestas. El alojamiento de los afectados, cuando se produce (120 mil esperan por él, continuando residiendo en viviendas declaradas inhabitables), se realiza en albergues improvisados, sin las condiciones mínimas requeridas para vivir, o en instalaciones adaptadas o fabricadas de corre-corre, que en realidad son verdaderos barracones, con hacinamiento y promiscuidad garantizados. La red vial y los sistemas del acueducto y del alcantarillado, así como el eléctrico y el del gas, son los mismos de hace medio siglo, sin mantenimientos ni reparaciones de calidad, lo cual se hace bien visible por toda la ciudad, independientemente de algunas medidas tomadas en los últimos años.

Hospital Pedro Borrás/Hospital Municipal de la Infancia de La Habana

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Imagen tomada de Internet.

En 1934, a un año de su inauguración. Imagen tomada de Baracutey Cubano.

Sobre la pronta demolición del antiguo hospital infantil Pedro Borrás y otros importantes edificios de La Habana, publicado en Mermelada:

Leo en la prensa que, el que fuera Hospital Pedro Borrás Astorga, encuadrado entre las calles 29 y 27 y F y G, en el capitalino Vedado, uno de los dos ejemplos más importantes de arquitectura hospitalaria Art Déco (el otro se encuentra en la ciudad de Chicago), será totalmente demolido en el primer semestre del presente año 2013.

Aunque desde hace años se ha venido denunciando su progresivo deterioro por ciudadanos responsables, en realidad del hospital, venido a menos desde hace más de veinte años, lo que quedan actualmente son ruinas, donde personas necesitadas sustraen materiales de construcción, aún a riesgo de sus propias vidas, y parece que ya resulta insalvable.

Las preguntas que uno se hace son: ¿A qué se debió el deterioro de tan magnífica construcción y cuáles fueron sus causas? ¿No se pudo evitar a tiempo, con medidas de mantenimiento y de reparación, llegar a esta situación? ¿Puede darse el país el lujo de perder indolentemente instalaciones de este tipo? ¿Por qué, desde hace dos décadas, se está discutiendo qué hacer con la instalación y nunca se hizo nada para salvarla? ¿Quién responde por esto? De seguro no habrá respuestas, como tampoco las hubo cuando, de la noche a la mañana, por causas que no convencieron a nadie (tenía defectos constructivos), se decidió demoler el conocido edificio Alaska en la esquina de las calles M y 23, también en el Vedado. Se dice que igual suerte le espera al edificio López Serrano, otro ejemplo de Art Déco, en las calles L y Línea y, por el estado de deterioro en que se encuentra, con áreas clausuradas por desplome del techo, algo parecido pudiera sucederle al Hospital América Arias, en la calle G entre Línea y calle 9. Como es de suponer no son los únicos casos.

Esto de permitir que edificios importantes se deterioren progresivamente y se conviertan en pérdidas irreparables, sin ningún tipo de acción constructiva que evite su destrucción, ya se ha vuelto una costumbre de las autoridades capitalinas y, lo peor es que estas cambian cada cierto tiempo, sin que ninguna responda por ello, ni tampoco sean enjuiciadas ni sancionadas. Actuar así demuestra, entre otras cosas, absoluta falta de cultura y de respeto por la ciudad y a sus valores, algo que debiera ser la divisa principal de quienes deben y dicen servirla, por los cargos que ocupan.

Mientras no se tomen medidas serias para revertir esta situación anómala, que ya se extiende por demasiados años, la ciudad continuará cayéndose a pedazos.

En Debatiendo Cuba: Adios al Hospital Pedro Borrás Astorga, con muchas imágenes:

Quienes nacimos y vivimos parte de nuestras vidas en un sistema donde la destrucción y la indolencia forman parte de la cotidianidad, fuimos adquiriendo poco a poco una extraña “habilidad” de ir perdiendo la capacidad de asombro y sensibilidad ante los progresivos restos de una ciudad. Sin embargo, debo confesar que las recientes imágenes del Hospital Pedro Borrás Astorga, antiguo Hospital Municipal de la Infancia de La Habana, me han asombrado y conmovido profundamente. Nunca imaginé que una institución hospitalaria con la historia y significación de este hospital pudiera llegar a alcanzar tal nivel de deterioro y desidia.

El Hospital Municipal de la Infancia de la Habana fue construido en 1933; fue el primer hospital pediátrico de la Habana y un sólido exponente del código Art-Deco. También constituyó una de las primeras construcciones hospitalarias modernas. Su estructura es de hormigón armado y muros de ladrillos revestidos con piedra. Contaba con una capacidad para 500 camas y ofrecía todas las especialidades médico-quirúrgicas infantiles.

El Hospital fue cerrado a fines de los 80. Existen dos versiones sobre las causas del actual estado de la edificación. La primera argumenta que la falta de mantenimiento desembocó en el actual estado de deterioro estructural y que no resulta económicamente rentable su reconstrucción. La otra versión argumenta que la cimentación de la edificación sufrió una importante e irreversible afectación debido a las continuas excavaciones de túneles populares en la zona. Esta fue una practica muy extendida, en la década de los 80, con el pretexto de “proteger” al pueblo ante una “inminente” invasión de los Estados Unidos. Consistía en horadar cuanto montículo existiera en la ciudad para convertirlos en refugios en caso de un bombardeo aéreo masivo proveniente desde los Estados Unidos.

Pero hoy no pretendo buscar las causas del actual estado de esta edificación ni a sus responsables, que indudablemente todos conocemos. Sólo deseo compartir con ustedes las tristes imágenes, quizás las últimas, antes de su inminente demolición y el dolor por la pérdida de un valioso ejemplo de nuestro patrimonio arquitectónico.
Se nos va uno más…..

Sobre el hospital, en Baracutey cubano, según el sitio, tomado de Primavera digital:

El Vedado, La Habana, 16 de junio de 2011, (PD) Cuatro hombres vestidos como constructores y apertrechados de picos y palas, intentan entrar a las ruinas del antiguo Hospital Pediátrico “Pedro Borrás Astorga”. De lejos, un individuo con la misma indumentaria les advierte a gritos que no lo hagan: -¡Pa’ fuera! ¡Hay un policía adentro y por la mañana se llevaron presos al ‘Gordo’ y al otro que anda con él!

Estos trabajadores por cuenta propia se consideran a sí mismos personas honradas que se ganan la vida en el desguace de edificios en vías de demolición. De todos modos lo van a echar abajo, explicanterrem_jpg.

El hospital “Pedro Borrás”, ubicado en la Avenida de los Presidentes del Vedado habanero, fue una institución donde cada año eran atendidos miles de infantes aquejados de las más diversas dolencias.

De estilo Art-Decó y construido en el año 1933, fue el primer hospital infantil de La Habana. Con quinientas camas y cuerpo de guardia, brindaba atención médico hospitalaria a niños de la provincia y de más allá.

En el año 1988, comenzó la reparación capital de este centro, promovida por filántropos asturianos, que al ver el estado de deterioro que presentaba y enterarse de que el nombre del hospital correspondía a un joven médico descendiente de asturianos, decidieron donar recursos para acometer su restauración.

Cierto tiempo después, los donantes quisieron ver como marchaba la obra y quedaron sorprendidos cuando vieron que la destrucción era mayor, sin encontrar explicaciones para la desaparición de los recursos enviados. De esta forma, cesó la valiosa colaboración.

La construcción de una gigantesca cisterna que afectó los cimientos, la limpieza de las estructuras de acero con chorros de arena a presión, sin tener en cuenta que el tiempo a la intemperie las había debilitado, y más desvíos de recursos, decretaron la muerte de esta instalación, que hoy sirve de hogar a ratas y cucarachas y de sustento a los buscavidas hasta que sea convertida en parqueo.

Imagen tomada de Internet.

Estado actual. Imagen tomada de Cubanet.

la arquitectura de La Habana, por OLPL

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Alamar, La Habana. Imagen tomada de internet.

Alamar, La Habana. 2000s.  Imagen tomada de internet.

Tweets de Orlando Luis Pardo Lazo:

Orlando Luis Pardo (@OLPL)
Miro el rostro d esta ciudad. La Habana es una promesa d libertad. No hay un solo edificio q haya sido concebido por la Revolucion. T amo.

 

Orlando Luis Pardo (@OLPL)
No es curioso q Alamar las becas y las carceles cubanas fueron construidas con la misma arquitectura subsocialista q oprime hasta el habla?

 

Orlando Luis Pardo (@OLPL)
Tampoco debiera desestimarse el laberinto genocida d tuneles y refugios con q el post-castrimo gruyere se vengo d La Habana en los 90s.

 

el intercambio académico y la renovación de la arquitecura habanera

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Proyecto para Museo de la Arquitectura Cubana. 2013. Imagen tomada de Cuban Art News.

Proyecto para Museo de la Arquitectura Cubana, por Mason Roberts. 2013. Imagen tomada de Cuban Art News.

Este post pudo muy bien llamarse “de la renovación de La Habana de mano de estudiantes de arquitectura”, o “del ejercicio académico de imaginarse una Habana reconstruida”. Lo cierto es que de las visitas de estudiantes extranjeros a Cuba dentro del marco de los intercambios académicos siempre quedan, cuando se trata de estudiantes de arquitectura, proyectos de renovación o desarrollo de nuevas edificaciones y adendas constructivas para la ruinosa Habana. Ya hemos reseñado los de la escuela de Arquitectura y Diseño del New York Institute of Technology (NYIT), que inició sus viajes de cooperación en el 2010. Ahora se trata de los hermosos proyectos de estudiantes de arquitectura de Notre Dame, quienes ”proponen nuevas soluciones a los desafíos urbanos de La Habana“, divididos en tres talleres respecivamente dirigidos por los profesores Jorge y Luis Trelles, el professor Rafael Fornés y el profesor Julio César Pérez.

(H/T: Penúltimos Días)

12 congreso mundial de art deco en La Habana

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Imagen tomada de The Guardian.

Casa de Julia Tarafa, calle 8 entre 5ta y 7ma avenidas, Miramar, La Habana. Diseñada en 1933 por Ángel de Zárraga. Imagen tomada de The Guardian.

Esta semana tiene lugar en La Habana el 12 Congreso Mundial de Art Deco, según el diario inglés The Guardian. El mismo ofrece un reportaje fotográfico sobre las construcciones art deco en Cuba. Durante este evento, según el diario, especialistas del mundo se reunirán en La Habana para discutir las mejores maneras de preservar el patrimonio art deco de la ciudad, para lo cual impartirán conferencias, y se realizarán tours y exposiciones.

H/T Wonderful Havana.


Café Fuerte: Raúl Castro nombra a Eusebio Leal como zar del patrimonio cultural de Cuba

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Habana Vieja. 2012.

Habana Vieja. 2012.

En Café FuerteRaúl Castro nombra a Eusebio Leal como zar del patrimonio cultural de Cuba:

El gobernante Raúl Castro designó al historiador de La Habana, Eusebio Leal, como presidente de un nuevo organismo que impulsará la restauración del patrimonio histórico y cultural en toda Cuba.

Un decreto emitido por el Consejo de Estado  instaura la Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de las Ciudades Patrimoniales de Cuba, que incluirá a las oficinas del historiador de las ciudades coloniales de La Habana, Santiago de Cuba, Camagüey, Trinidad -junto al Valle de los Ingenios-, Cienfuegos, Remedios, Sancti Spíritus, Bayamo y Baracoa.

Otras oficinas pueden incluirse en lo adelante en localidades que lo ameriten por razones históricas y patrimoniales, según el documento publicado en la Gaceta Oficialla pasada semana.

Leal, de 70 años, presidirá la institución y deberá designar a un vicepresidente y un secretario. Actualmente es también presidente de la Comisión Nacional de Monumentos y decano del Colegio Universitario de San Gerónimo.

………..

El decreto concede autonomía total a la nueva estructura dirigida por Leal, incluyendo coordinar acciones con autoridades locales, y “velar por la adecuada utilización de los recursos asignados por el Estado”. Su misión fundamental es promover y coordinar trabajos de restauración, arqueología y cuidado de los valores patrimoniales.

La red podrá suscribir convenios con entidades cubanas y extranjeras, organismos internacionales e individuos, recibir donaciones y usarlas como estime conveniente así como abrir y operar cuentas bancarias en pesos y en divisas convertibles.

Recuperación de inmuebles

El gobierno de Raúl Castro también concedió potestad a Leal para crear “nuevos modelos de gestión social, urbana y patrimonial”, a la vez que debe participar en la recuperación de viviendas y espacio públicos y  propiciar la participación de las instituciones estatales en las labores de rescate.

……………

 

la herencia del modernismo en Cuba

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Suelto promocional del mercado de Guanabacoa. Tardíos 1950s.

Anuncio publicitario del mercado de Guanabacoa. Publicado en el Diario de la Marina, 1957.

Según Eduardo Luis Rodríguez, la herencia modernista en Cuba sufrió, a partir de 1959, no solamente por haber sido soslayados sus valores, a favor de aquellos de la época colonial, sino también porque, desde entonces y durante los cuarenta años siguientes, más del 50% de los mejores exponentes de esta corriente estética en Cuba habían sido transformados negativamente, cantidad que el autor estima mucho mayor en la actualidad.

Rodríguez se solaza, no obstante, con “la aprobación en 2010 de una propuesta de asignación de Grados de Protección 1 y 2 a un grupo de cerca de doscientas obras que había sido sometido en enero de 2005, en lo que constituye un hecho relevante, sin precedentes, para el patrimonio construido del siglo XX” (p. 16 en Rodríguez, Eduardo Luis, ed. (2011) La arquitectura del movimiento moderno. Selección de obras del Registro Nacional, La Habana: Unión).

baños

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Baño de antigua casa del Vedado. Foto 2012.

Baño de antigua casa del Vedado. Foto 2012.

En Cuba hay baños prístinos de mármol, baños de azulejos y baños con paredes de cemento; baños con agua fría y caliente y baños sin una gota de agua, o sin ducha, o con duchas a donde no sube el agua; baños con indoros que descargan y asentadero y tapa, baños con inodoros que sólo descargan con la fuerza de un cubo de agua y baños con pútridas letrinas, aún en capitales de provincia como Victoria de las Tunas; baños grandes como salones de baile y baños pequeños y atestados; baños para visitantes, antiguos baños de criados, y baños colectivos, compartidos por más de una familia; hay también baños con pinturas al fresco, con coquetas y armarios empotrados, y baños con sólo un inodoro y una pila; hay baños con espejos y sin ellos; hay, por último, baños impolutos, baños mugrientos y baños apestosos. Nada quizás distingue más las diferencias sociales en la Cuba de hoy que las condiciones de los baños.

El de la foto es el baño de la casa de mis abuelos, una casona del Vedado construida en 1911, con techos de viga y losa. Antes, cuando yo era niña, tenía una bañadera de hierro, cuyas patas fueron sustituídas, a medida que se fueron rompiendo, por una lomita de ladrillos, hasta que finalmente todos los ahorros de mi abuelo se covirtieron en una nueva poceta y en repello para el techo, que ya soltaba pedazos del revoque. Cuando era niña, este baño tenía una blanca taza de inodoro, pronto sustituida por una de porcelana azulosa, fabricada en Cuba, cuyo diseño jamás contempló los orificios para poner tapa y asentadero. Hace tiempo que el mecanismo que permitía descargarla se rompió, ante lo que mi abuelo inventó un hilito que permanece flotando en el agua del tanque. La más reciente adquisición ha sido el lavamanos, que mi mamá compró con lo que ahorra de las remesas que recibe de sus hijas. Eligió un modelo lo más parecido al de su infancia, anteriormente reemplazado por uno a juego con el inodoro azul.

H/T: María Paula Gómez Cabrera

Baño de apartamento en Nuevo Vedado. Foto 2000 por Orlando Lache.

Baño de apartamento en Nuevo Vedado. Foto por Orlando Lache, con Lien Carrazana y Dinorah Zequeira. 2000.

Imagen tomada del libro Inside Havana.

Imagen tomada del libro Inside Havana.

La Habana en los años 1950s, video

La Habana, 1997, video

Leonardo Padura: La Rampa: ¿Muerte natural o asesinato premediado?

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La Rampa. 2012.

La Rampa. 2012.

Texto de Leonardo Padura publicado en Café Fuerte:

Durante diez, quince años, una parte inalienable del espíritu de la época estuvo sintetizado en cinco cuadras, con sus bocacalles adyacentes, de la ciudad de La Habana.

Esos años, que corrieron desde mediados de la década de 1950 hasta la agonía del decenio de 1960 fueron posiblemente los más animados, contradictorios, promotores de cambios (políticos, económicos, morales) que se vivieran en Cuba desde la independencia hasta la llegada del Período Especial. Y todo aquel sentimiento de renovación, de búsqueda de lo nuevo, de exploración de la modernidad, tuvo sus mejores y más nítidos reflejos cubanos en el tramo de calle 23, pendiente entre L y la frontera del Malecón: la emblemática Rampa habanera.

Un estado de ánimo

Tal fue la profundidad de la relación de este espacio urbano con la vida del país que el arquitecto italiano Paolo Gasparini definió a La Rampa no como un sitio, sino como un “estado de ánimo”, como le gusta recordar al también arquitecto Mario Coyula, estudioso de las esencias pasadas y triste presente de este emblemático paseo capitalino.

Diseñada y construida en lo fundamental entre los años finales de la década de 1940 y la mitad de los años 1960 (en el año 1966 se termina la heladería Coppelia, obra de Mario Girona), la Rampa consiguió en sus años de esplendor convertirse en el corazón palpitante de la ciudad, desplazando de ese sitio al centro anterior, esencialmente comercial y mundano, ubicado en el cruce de Galeano y Neptuno, la famosa esquina del pecado. El éxito de La Rampa, sin embargo, tuvo que ver más con su vocación social, cultural, nocturna, gracias a lo cual se fue llenando de cines, restaurantes, estudios de televisión, clubes de jazz, hoteles, galerías, centros de arte y diseño, cafeterías, cuya enumeración sería casi interminable, además de algunos edificios de apartamentos, como el Retiro Médico, y el que llegaría a ser el más emblemático espacio expositivo habanero, el modernísimo y funcional Pabellón Cuba, inaugurado en 1963 precisamente en ocasión de reunirse en La Habana el VII Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos que pretendió renovar con espíritu de vanguardia las por entonces todavía vanguardistas arquitectura y urbanismo cubanos.

Espíritu de la época

Tan acogedor y propicio resultó el espacio físico de La Rampa y la utilidad pública de sus instalaciones que con notable facilidad el espíritu de la época también recaló en la avenida y sus sitios aledaños. La música cubana de aquellos años gloriosos de la década de 1950 y de principios de la siguiente, tuvo en los espacios del entorno su más notables escenarios: desde el restaurant Monsieur, animado por el imprescindible Bola de Nieve, hasta el Rincón del Filing, sobreviviente aun en los años 1980, donde recalaban César Portillo, José Antonio Méndez y otros renovadores de la canción cubana, pasando por los escenarios más sofisticados del Salón Rojo del Capri, El Parisién del Hotel Nacional y los más diversos clubes, como El Gato Tuerto y La Zorra y el Cuervo, donde bolero, jazz y filing se daban la mano y abrían el abanico de opciones. Las exposiciones de artes plásticas también tuvieron hitos en La Rampa, pues desde los mismos mosaicos empotrados en el granito de sus aceras, obras de maestros cubanos, hasta el apoteósico Salón de Mayo, forman parte de la realidad y la memoria gráfica del país. Los dos cines emblemáticos, el Radiocentro (Yara) y La Rampa, convertido en cine de ensayo, son parte de la memoria fílmica de dos generaciones de cubanos, como lo fueron las pequeñas salas teatrales de la zona. Y hasta la literatura, con obras (como Tres tristes tigres, de Guillermo Cabrera Infante, vecino de La Rampa) y la presencia viva en sus inmediaciones, en sus instalaciones y a través de sus evocaciones de los escritores cubanos de aquellos años, tuvieron su espacio en esa misma Rampa donde, en la recién inaugurada Coppelia, solían reunirse los integrantes del primer Caimán Barbudo.

Sin embargo, no solo de creadores y consumidores de cultura, de eventos históricos, de edificios emblemáticos se pobló La Rampa. Su verdadero destino se lo entregó la juventud de aquellos tiempos, en buena parte proveniente de la muy cercana colina y otras facultades universitarias, pero absolutamente variopinta y ansiosa de libertades. La Rampa fue, por ello, el muestrario de las primeras melenas, las primeras minifaldas, los pantalones de tubo y de campana, las muchachas sin brasiers, los homosexuales desprejuiciados, los primeros fans de los Beatles y los Rollings, incluso de los primeros hippies tropicales, todas aquellas especies que, en una época de mayor rigidez política y supuestamente ética, resultarían fumigados con tanto esmero y encono en nombre de la homogeneidad y la prisa por el nacimiento de un hombre nuevo.

Sobreviviente de las ortodoxias

Pero tan fuerte resultó el espíritu encarnado en La Rampa que su aliento incluso sobrevivió a la época del cierre de los clubes nocturnos, a la ofensiva revolucionaria, a las cacerías de brujas de los años finales de 1960 y los años drásticos y aplanadores del decenio de 1970, pletórico de ortodoxias. Fue en época en que la Casa de la Cultura Checa se convirtió en sitio de referencia, al igual que los ciclos cinematográficos de La Rampa. Aquel empuje hasta resucitó en los años 1980, cuando el Festival de Cine se hizo carne de la avenida, con las noches interminables del Hotel Nacional, un tiempo en cual todavía era posible escuchar en el Pico Blanco a César Portillo y hasta a Elena Burke y Omara Portuondo, gastar unas horas en el Coppelia, comprar una ropa diferente en el Centro Experimental de la Moda y sostener el ejercicio tradicional de andar “Rampa arriba, Rampa abajo”, por el simple placer de caminar por el corazón moderno de una ciudad que resistía los embates de una desidia institucional que empezaba a ser alarmante. Quizás el acontecimiento capaz de marcar lo que va siendo el destino trágico de La Rampa, el fin de su esplendor y su providencial glamour cultural, fue el incendio del local del antiguo cabaret Montmartre, reconvertido en el gigantesco restaurant Moscú, convertido desde aquellos días hasta hoy en la ruina dolorosa que encarna físicamente la muestra más alarmante de lo que fue y ya no es.

Porque no solo desidia y falta de recursos han agredido el espíritu de La Rampa hasta llevarlo a su agonía actual. Quizás esos dos elementos se hayan combinado para impedir la resurrección del Montmartre/Moscú, para transformar en pústulas los balcones desconchados del Retiro Médico, para impedir la implosión del edificio Alaska sin que nada nuevo haya crecido en su territorio, para que la vida nocturna haya languidecido y se haya dolarizado (o cuquizado, si es posible llamar así al imperio del CUC)… Porque tal parece que algo mucho más macabro ha rondado sobre el destino de la calle más céntrica de La Habana para que un espacio como el de la tienda Indochina se transforme en control de pases de un ministerio, para que la Casa de la Cultura Checa devenga Centro de Prensa Internacional con escasas funciones culturales, para que las vidrieras de la antigua Ámbar Motors estén casi siempre tapiadas y definitivamente subutilizadas, para que el Centro Experimental de la Moda se convierta en nada, para que el Mandarín haya perdido su encanto y sea un restaurant de mala muerte y peor vida, para que espacios privilegiados se convierten en bancos que se oscurecen a las 3 de la tarde, mientras el Pabellón Cuba muestra unos jardines muchas veces más poblados de desperdicios urbanos que de plantas ornamentales.

No por vejez

Al menos para mí, habanero que paseé La Rampa en mis tiempos de estudiante pre y universitario, es evidente que no solo la economía ha influido para que los bares y cabarets del Habana Libre se hayan convertido en sitios ajenos y sin mayor encanto o para que el Coppelia no conserve nada de sus encantos sociales; para que varios de los clubes nocturnos y restaurantes de la zona hayan perdido su carácter o cerrado sus puertas mientras las amables cafeterías Wakamba y Carabalí ya no se sabe ni qué cosa son; para que, mientras se construye en otras partes de la ciudad, la esquina de 23 y O, y el costado de K entre 23 y 25 sean furnias donde se siembran plátanos y casetas rústicas… Y lo pienso así porque creo que no solo la mala economía le ha robado el espíritu de modernidad, irreverencia, búsqueda de placeres corporales y mentales, de juventud, en fin, que por décadas se deslizó por esta pendiente habanera cuyo fin u origen, es el mar.

Se trata de una agonía por muerte natural o parte de un plan de asesinato con premeditación y alevosía? Quizás pensar en la intencionalidad del crimen resulte algo rebuscado. Pero, con o sin intencionalidad, el resultado está siendo el mismo. La Rampa está muriendo, y no es por vejez.

La Rampa. 2012.

La Rampa. 2012.

Andar La Habana, videos

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Varios capítulos del popular programa de la TVC “Andar La Habana”, conducido por Eusebio Leal. Incluye: La Casa de El Vedado: reconstruir una época; Hotel San Felipe y Santiago: “El azúcar  reunió estas piedras”; Sociedad Económica de Amigos del País: “Ilustrar el pensamiento nacional”; Artesanos del tiempo; y Cuidemos los monumentos.

Otros capítulos:

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HT: Arquitectura Cuba


Diario de Cuba: Comunidades de tránsito

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Zona baja del Vedado. Foto 2012.

Zona baja del Vedado. Foto 2012.

En Diario de Cuba: Esto es el fin del mundo:

Ubicados en las periferias de la capital, las llamadas Comunidades de Tránsito constituyen zonas oscuras en las que permanecen segregadas las clases más bajas de la sociedad. Estos guetos forman parte de las “soluciones” del Gobierno a la crisis habitacional en La Habana.

Al derrumbe de una vivienda, prosigue el traslado de los afectados hacia los albergues de tránsito donde habitan familias con más de 20 años en espera de una vivienda.

“El factor común de los albergados”, según el reportaje, “es la desesperanza, la inseguridad, el calor y las malas condiciones de vida”.

el patrimonio arquitectónico, su restauración y sus usos

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Imagen tomada de Cubainfo.

Imagen tomada de Cubainfo.

También esta semana se ha anunciado (y comentado en diversos medios) la devolución de un restaurado Capitolio Nacional a su antiguo uso de sede parlamentaria, junto con la restauración y próxima inauguración de los por décadas abandonados bar Sloppy Joe´s y Teatro Martí, Hotel Packar y Manzana de Gómez. Copio a continuación de Cubadebate:

…El historiador de la capital cubana, Eusebio Leal, anunció que el Teatro Martí, sede en el pasado de la comedia vernácula, reabrirá el 15 de noviembre próximo sus puertas luego de su remodelación.

Leal explicó que se ampliará el Parque Central con vista a los festejos del 494 aniversario de la fundación de La Habana (1519), que se celebra el 16 de noviembre.

El Sloopy Joe era muy visitado antes de su cierre por afamados actores, actrices, escritores y deportistas de Estados Unidos, además de renombrados intelectuales cubanos.

El Teatro Martí, inaugurado en junio de 1844 para ofrecer zarzuelas y operetas pero que el paso del tiempo y la desidia fueron deteriorando, contará ahora con aire acondicionado y medios contra siniestros.

El histórico y monumental Capitolio de La Habana, una réplica del de Washington, fue construido en 1929 con un costo de unos 16 millones de dólares, según recordaron historiadores.

Ese edificio, declarado Patrimonio Nacional, fue sede de las dos cámaras del cuerpo legislativo de la República hasta 1959, cuando llegó al poder la Revolución liderada por Fidel Castro, quien disolvió el Congreso.

El Capitolio, con su enorme cúpula de casi 100 metros de altura, es uno de los mayores atractivos para los turistas que visitan con cámara en mano el también histórico Paseo del Prado.

En la confección del edificio se emplearon materiales de excelente calidad, como mármol italiano, los detalles en paredes, techos, puertas y lámparas, la mayoría se fundieron en Francia.

La llamada Manzana de Gómez, que perteneció a una de las familias más adineradas de Cuba, fue en la práctica un Mall tal y como se conoce ahora en Estados Unidos a la aglomeración de tiendas, boutiques y cafeterías en una sola instalación.

Pasillo interior de una de las cámaras del Capitolio de La Habana. Imagen tomada de Daniel Mari Fotos.

Pasillo interior de una de las cámaras del Capitolio de La Habana. Imagen tomada de Daniel Mari Fotos.

Sobre la restauración del Capitolio, se lee en Diario de Cuba:

El histórico edificio, anteriormente ocupado por la Academia de Ciencias y el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, está siendo restaurado.

El “parlamento” regresará este año a sesionar al emblemático Capitolio Nacional de La Habana, actualmente en reparaciones, después de más de medio siglo de usar otros edificios, informó AFP.

El remozamiento del Capitolio Nacional “es una obra de suma importancia para la arquitectura y para La Habana, como sede, como lo ha anunciado el general-presidente, del Parlamento Nacional”, dijo el historiador de La Habana, Eusebio Leal.

Estos trabajos son parte del remozamiento del centro de la capital, que data de la primera mitad del siglo XX, en procura de “un renacimiento de la ciudad, un renacimiento de su arquitectura”, con vista al aniversario 594 de la fundación de La Habana, en noviembre, indicó Leal.

Otros sitios emblemáticos actualmente en reparaciones son los teatros Martí y García Lorca, el Paseo del Prado y algunos hoteles.

Inaugurado en 1929 tomando como referencia el edificio del Congreso de Washington, el Capitolio devino símbolo de La Habana, junto al Castillo del Morro, la Catedral y el Malecón.

El edificio tiene 13.484 metros cuadrados y posee una amplia área circundante de jardines.

Al tomar el poder en 1959, Fidel Castro dedicó los edificios públicos monumentales a otros fines. Así, el Palacio Presidencial fue dedicado a Museo de la Revolución, mientras que el gobierno revolucionario y el Comité Central del Partido Comunista (único) ocuparon el antiguo Palacio de Justicia.

En el Capitolio sesionaron las dos Cámaras del Congreso cubano desde 1929 a 1959, cuando triunfó la revolución y se cerró el Congreso.

Desde entonces el edificio fue ocupado por la Academia de Ciencias y luego por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, que lo abandonó hace unos meses.

Imagen tomada de Herald Sun. 2013.

Imagen tomada de Herald Sun. 2013.

En cuanto al Sloppy Joe´s, dice Diario de Cuba:

El Sloppy Joe’s, uno de los míticos bares de La Habana en el siglo XX por su bohemia, su larga barra y clientes como Hemingway y Spencer Tracy, reabrió este viernes tras casi medio siglo en ruinas.

Camareros, vestidos de negro con camisa naranja y corbata, se apresuraban a servir ronda tras ronda del Sloppy Joe, un refrescante trago preparado con brandy, oporto, Cointreau y un toque frutal de piña, mientras dos docenas de clientes se tomaban un receso del calor primaveral y probaban platillos como ceviche y camarones marinados, reportó la AP.

“Finalmente, el gran día después de tanto esperar, y creo que ha merecido la pena”, dijo Ernesto Iznaga, gerente del renacido Joe’s. “Muchos de nuestros clientes… al entrar al bar, respiran esa atmósfera de los cincuenta que siempre caracterizó el lugar”.

Fotos históricas que cuelgan de las columnas del bar, ahora administrado por la compañía estatal Habaguanex, son grandes recordatorios de la popularidad del Sloppy Joe’s entre los turistas estadounidenses que visitaban La Habana.

Una imagen muestra a Ernest Hemingway, Noel Coward y Sir Alec Guinness cuando éste último estaba en la ciudad para filmar Nuestro hombre en La Habana, que incluyó una escena filmada en el bar. El viernes, Iznaga mostraba la película en un televisor de pantalla plana, colocado en lo alto del bar.

“Todos tenían que tomarse una foto en el Sloppy Joe’s, lo mismo si eran turistas estadounidenses comunes y corrientes o estrellas de cine”, dijo Barbara Bachman, diseñadora de libros de Nueva York que fue una de las primeras en llegar al bar a pedir un trago.

Bachman, que está en la Isla en su viaje anual para visitar a familiares de su esposo nacido en Cuba, dijo que se enteró de la existencia del bar por fotos que encontró en mercados populares en La Habana. Le picó la curiosidad y se puso a preguntar, hasta que finalmente conoció el lugar hace siete años. Mirando por huecos en la pared, dijo, se veía una montaña de polvo y algunos muebles destrozados.

El bar fue cerrado en 1965, cuando el Gobierno de Fidel Castro nacionalizó los negocios privados, y quedó abandonado a lo largo de las décadas hasta que la estatal Oficina del Historiador de la Ciudad comenzó a estudiar en 2007 la idea de reconstruirlo.

Historiadores, arquitectos y diseñadores repasaron con todo cuidado fotografías de la época y entrevistaron a personas que visitaban el bar en sus buenos tiempos para recrear el lugar con la mayor fidelidad posible, hasta las molduras de yeso, las paredes de madera oscura y las coloridas botellas de alcohol colocadas detrás de vitrinas.

La barra de caoba, de 18 metros, que en un tiempo se consideró la más larga de América Latina, con 59 pies (18 metros), se restauró hasta dejarla reluciente.

Según anécdotas reproducidas dentro del propio bar, la pieza original fue cortada en tres partes, una de ellas se recuperó “de milagro” y a partir de ahí los carpinteros de la Oficina del Historiador construyeron una barra similar, también de caoba, con espacio para 25 banquetas, reportó EFE.

“Es muy agradable. No es lo que uno esperaría en La Habana en lo absoluto”, dijo Nick Clough, de visita desde Newcastle, Inglaterra.

“Así es como era antes”, afirmó su esposa, Joanna Clough. “Una siente que ha dado un viaje al pasado, aunque es claramente nuevo y moderno”.

‘Ningún habanero iba al Sloppy Joe’s porque era un lugar para turistas’

En su novela Nuestro hombre en La Habana, Graham Greene dice: “Ningún habanero iba al Sloppy Joe’s porque era un lugar para turistas”.

Probablemente esa seguirá siendo la norma durante la segunda encarnación del Joe’s.

El bar está ubicado muy cerca del Paseo del Prado, el Museo Nacional de Bellas Artes, el Parque Central y varios hoteles de lujo para turistas. Un sándwich y un trago cuestan unos 13 dólares, además de la propina, demasiado costoso para los cubanos, que tienen que arreglárselas con los salarios del Gobierno, de un promedio de 20 dólares al mes.

Pero los turistas en busca de un sitio histórico probablemente peregrinarán al bar a tomarse una foto en el mismo lugar donde muchas estrellas, desde Frank Sinatra y Ava Gardner, hasta Nat King Cole y Ted Williams, en una época saciaron su sed.

“Tómese una foto en el Sloppy Joe’s, su mejor recuerdo de La Habana”, se lee ahora en algunas columnas interiores del restaurado local, junto las fotografías que rinden homenaje a sus años de gloria y sirven de credencial al negocio.

Pese a ese reclamo y a los precios, el historiador de La Habana, Eusebio Leal, dijo a periodistas que la finalidad de reabrir bar “no es comercial” ni para “aprovechar un nombre”, sino que se trata de “recuperar una memoria importante” para la capital.

Insistió en que el Sloppy Joe’s se ha reabierto “en primer lugar para los habaneros y para los cubanos”, y después para “las personas que vienen de todas partes del mundo y particularmente de los Estados Unidos” .

“Tendrán la posibilidad de darse cuenta de lo importante que es para nosotros la historia”, aseveró Leal, y subrayó que esta obra es “una piedra más” en el actual trabajo de restauración que incluye al Capitolio, el Prado, el Gran Teatro y el antiguo Casino de La Habana.

El espacio inicial del Sloppy Joe’s era un bodegón que el gallego José Abeal compró con sus ahorros y después convirtió en bar.

El nombre del negocio (“sloppy” significa descuidado en inglés) le pudo haber sido sugerido por el propio Hemingway, según algunas anécdotas, pero en todo caso Abeal había pasado años trabajando en Nueva Orleans y Miami antes de establecer su negocio en Cuba y conocía el idioma.

La proclamación de la Ley Seca en Estados Unidos influyó el auge del bar, pues Cuba se convirtió en el centro del éxodo de comerciantes norteamericanos dedicados al tráfico de bebidas alcohólicas en la década de los años 20 del siglo pasado.

El gerente Iznaga expresó su esperanza de que el bar atraiga nuevamente a turistas norteamericanos.

“Ya nos han visitado algunos señores que pertenecen a un club, el del Sloppy Joe’s de la Florida y están muy interesados en venir”, apuntó.

Aquí encontrarán memorabilia del Sloppy Joe´s (H/T Penúltimos Días).

Alamar: Doble fuerza, documental

los supermercados, el socialismo, y la modernidad

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Anuncio mercado de Carlos III

Cuando era niña, en los 1980s, el supermercado más moderno que conocía era el Eklo, en 41 y 42. Seguían llamándole así, aunque ya no pertenecía a la cadena alemana, desde que todo el comercio fue nacionalizado. El mercadito de Línea, mucho más cerca de mi casa, también tenía aires muy modernos, con la ventaja de su localización en una tranquila zona del Vedado. Donde mejor podían adquirirse productos como conservas búlgaras, leche condensada con sabor a chocolate, jamón del que llamaban “de agua”, era en estos mercados. El Eklo ya no se llamaba Eklo, pero como los Tent-Cents, el Tropic Cream de 21 y 12, y muchas calles de la ciudad, la gente siguió llamándolos por sus antiguos nombres.

La mayor parte de los supermercados, sin embargo, solamente pertenecían a la red de distribución normada de alimentos. De ellos, el que había sido asignado al núcleo de consumidores de la casa de mi abuela, en 19 entre A y B, también en el Vedado, era bastante moderno. No sé cómo se las arreglaban, pero los anaqueles que dividían los pasillos estaban siempre llenos. El mismo producto repetido hasta el cansancio, pero, con todo, se trataba de una imagen mucho menos triste que la de un local vacío, que los hubo después, tanto que me cuesta trabajo evocar esta imagen que cuento. Los empleados se tomaban el trabajo, en los 1980s, y el tiempo, de construir complicadas pirámides de latas de conserva o de leche condensada, con las que adornaban el espacio.

Mis padres, mi hermana y yo vivíamos muy cerca de mi abuela, pero a nuestro núclo familiar no había sido asignado un minimá (con esta palabra derivada de la anglosajona Minimax nombrábamos a los supermercados o pequeños mercaditos, diferenciándolos en su modernidad y sistema de autoservicios de las tradicionales bodegas). No logro visualizar, ni siquiera localizar en la geografía de mi barrio, nuestra bodega, pues a principios de los años 1980s fue construido un pequeño mercadito, una obra bastante chapucera, que nos fue designado como lugar de compra de alimentos normados y, desde entonces, no supe más de nuestra antigua bodega.

Desde los años 1950s no han vuelto a construirse en Cuba supermercados modernos. El de Carlos III, nombre que heredó de la calle, que tampoco se llama ya Carlos III, sino Salvador Allende, pero a la que sigue llamándosele así, fue reinaugurado 40 años más tarde sin acercarse en diseño, calidad, modernidad, y servicios a su predecesor, que abría 22 horas del día! El mercado Palco, quizás el más exclusivo de La Habana de hoy, pues es el que posee una mayor oferta, parece un gran contenedor, a lo sumo un almacén moderno, con el mismo aire de provisionalidad del también exclusivo mercado de la avenida 3ra. y la calle 70 del municipio Playa. Quizás con esta estética se haya querido comunicar la provisionalidad de las grandes diferencias sociales entre los que pueden pagar los abultados precios de, digamos, los yogures de sabores o los helados Haagen Dazs que se encuentras a la venta, y los que no tienen para comprar una botella de puré de tomate de confección casera. O, por lo menos, disimularla un poco, pues ¿cómo imaginar todos los placeres que esconden unas paredes de lata?

Mercado. 1987. Foto tomada de Bohemia.

Mercado. 1987. Foto tomada de Bohemia.

mercado (2)-a

¿Alguien sabe si existe este mercado de Guanabacoa?

mercado de Guanabacoa

tiendas del Foxa 1957

Cuba en noticias: Mario Coyula: La Habana cuesta pero vale

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Vedado. 2002.

Vedado. Foto 2002.

En Cuba en noticias: Mario Coyula: “La Habana cuesta pero vale”:

…“La Habana podría terminar, en una visión dantesca, como un gran anillo de basura consolidada o como un cráter vacío, que en el centro alguna vez tuvo una ciudad”, alerta y sin pensarlo me hace temer del tema que comienzo a investigar.

El deterioro progresivo de las zonas centrales de La Habana, las modificaciones constructivas implantadas en la mayoría de los edificios de la periferia, casas en muy mal estado e incontables familias que, sin derecho a elección, comparten una misma vivienda, dibujan parte de los problemas que enfrenta hoy la población en cuanto al tema constructivo, pese a los esfuerzos del gobierno desde el Triunfo de la Revolución por dar una vivienda a cada ciudadano.

¿Cuáles son las zonas con mayor peligro desde el punto de vista arquitectónico ante los embates del tiempo y la naturaleza?, ¿Cómo inculcar en la población una cultura de lo que es el buen gusto, de lo que es la buena arquitectura? Qué impacto podría tener la nueva ley de compraventa de la vivienda en Cuba? Durante más de una hora de conversación, Coyula nos ofreció respuestas. A partir de la enorme importancia del tema, Cubahora abre con este trabajo una serie de reportajes y entrevistas sobre el desarrollo y actualidad de los proyectos constructivos en Cuba, con sus diversas implicaciones sociales.

- De manera general, ¿cómo usted valoraría el desarrollo de la vivienda en Cuba, del 59 en adelante?

La vivienda fue un tema que interesó, lógicamente, desde el principio. Uno de los primeros proyectos que se comenzó fue el de Ahorro y vivienda, que estaba a cargo de Pastorita Núñez, que conllevó a la construcción de más de 10 o 12 mil viviendas en el país,  todas con mucha calidad. Hubo también otros planes, como el de esfuerzo propio y ayuda mutua, programas de viviendas campesinas y se construyeron cerca de 600 comunidades por todo el país. En la ciudad se puso en práctica un proyecto llamado “Plan Cuquita”, que pretendía mejorar las cuarterías en las zonas compactas, además de los proyectos de erradicación de barrios insalubres. En este caso se cometió el error de trasladar los barrios completos a lugares nuevos, con lo cual al poco tiempo volvieron a aparecer los barrios insalubres. La experiencia que se sacó de aquella época es que las viviendas en muy malas condiciones no se deben trasladar en bloque hacia otro lugar, es necesario romper esa especie de conexión social y diseminarlos por toda la ciudad.

Durante aquellos primeros años se insidió en el trabajo de bienestar social, que estudiaba los núcleos, la gente, las condiciones. Luego, los diferentes proyectos constructivos se concentraron en el Ministerio de la Construcción. No obstante, desde un inicio primó un enfoque equivocado, el de concentrarse en la construcción de viviendas y no en el mantenimiento de lo que ya existía. Eso ha sido una característica que se ha mantenido durante 50 años, dedicarse a construir y no conservar lo que ya existe.

En la vivienda se crearon algunas instituciones para conservar, pero esas empresas se quedaron por detrás de la necesidad, no dieron abasto. Se empezaron a apuntalar las viviendas en malas condiciones para que pudieran resistir, pero tampoco fue suficiente. Creo que se ha llegado a la conclusión de que el enfoque que se ha seguido en el tema vivienda es equivocado. No puede ser que el gobierno sea el único responsable de resolver los problemas de la gente y que la gente espere pasivamente a que vengan a arreglarle su casa o a construirle una nueva. Raúl ha insistido y ha dejado claro que esto no puede ser de ese modo. La fuente principal de construcción de viviendas es la propia gente.

Ahora bien, eso trae un problema fundamental: las personas por su cuenta pueden arreglar pequeñas viviendas individuales, pero si viven en un edificio, se requieren más recursos para arreglarlo. Entonces se da una paradoja: yo soy dueño del apartamento en que vivo, pero nadie es dueño del edificio, y los edificios se deterioran.

La ironía es que las zonas centrales, que son las que tienen mayor valor arquitectónico histórico, están actualmente en el aire; pero la periferia, que es la que no tiene valor, son las que se van a mantener, porque son más fáciles de reparar. Ese es un problema que puede hacer mucho daño.

Otro problema que es interesante se desprende de la nueva ley que permite la compraventa de viviendas: por un lado va a tener un efecto positivo, porque la gente va a cuidar más su vivienda, no solo porque es el techo que tienen, sino porque es una mercancía que, en un momento dado, puede significarle dinero; pero desde el punto de vista de la sociedad, las personas con mayores ingresos irán a vivir hacia los mejores lugares y entonces los barrios elegantes serán los menos elegantes, porque tenemos el caso ahora de que la gente con dinero no es elegante, sino que es ridícula, tiene mal gusto. Se va a producir una diferencia social ente una franja cerca de la costa, que es donde están los barrios del Vedado, Miramar y una zona al fondo, al sur, La Habana profunda, donde vivirán los pobres. Es un tema muy complejo, hay que ver cómo atender esto, pues por un lado no se puede prohibir que una persona de pocos ingresos, que tiene una casa buena, la venda para irse a vivir a una más mala, es una decisión personal.

El otro peligro que tenemos para esta ciudad es que con el tiempo la gente solo podrá arreglar el anillo de casitas de la periferia, y lo que no se podrá recuperar será la zona central. La Habana podría terminar, en una visión dantesca, como un gran anillo de basura consolidada o como un cráter vacío, que en el centro alguna vez tuvo una ciudad. Catástrofes naturales como la que hubo en Santiago de Cuba son muy peligrosas en La Habana.

- ¿Cuál sería la zona más afectada desde el punto de vista arquitectónico ante los embates del tiempo y de la naturaleza?

Sobre todo la parte más pegada al mar, la costa del Vedado y de Centro Habana, que aunque no haya inundaciones, el efecto corrosivo de la sal encima lo afectan. También ha subido el nivel de mar, y hay partes que serán inundadas. Podrían buscarse soluciones parciales de construir barreras en el mar para que el agua no entre, pero son carísimas. El tema de los vientos y de las lluvias fuertes afecta sobre todo hoy las casas precarias, hechas con materiales de pésima calidad, como lata, cartón, de las que hoy existen muchas en todo el país.

Hay proyectos que plantean hacer viviendas con un local de paredes sólidas, que puede ser el baño, y el resto como la gente pueda, de manera que si viene un ciclón fuerte exista determinada protección para las familias, pero esa persona se quedaría entonces con su casa a medias.

- Usted decía en un artículo que la vivienda era una hija enclenque de muchos padres, que no se habían puesto de acuerdo para ocuparse de ella, ¿por qué?

Siempre se ha hablado de la vivienda pero nunca ha habido una verdadera atención. Parece una broma, pero fue cierta, cuando existía el grupo de desarrollo de edificaciones sociales agropecuarias, institución que sustituyó al MICONS por un tiempo, se creo una comisión con mucho rango que se llamó Comisión para el mantenimiento y construcción de viviendas. La primera reunión se hizo bajo ese nombre, pero en la segunda reunión se le cambió el nombre, ya era la Comisión de Construcción y mantenimiento, mientras que la tercera reunión era la Comisión de construcción. El mantenimiento fue empujado hacia atrás y finalmente desapareció. Nunca se ha atendido el mantenimiento y es lo que tiene lógica actualmente, porque la población no crece; la gente vive mal, pero es preferible que le consoliden el lugar donde vive para que tenga una mayor protección si viene un ciclón.

Ahora la mayor parte de las viviendas que se están haciendo son para quienes perdieron totalmente su vivienda y están albergados. Lo que se ha hecho es construir cuartos y que la gente viva en esos cuartos, pero esas son cuarterías, que además se construyen en lugares alejados, es embarazoso estar haciendo cuarterías. La vivienda es el gran problema que no se ha resuelto, y no es un problema de Cuba, porque en todos los países hay problemas con la vivienda, lo que pasa es que, en los países más ricos, el nivel de lo que se considera una necesidad es diferente.

En Cuba actualmente muchas personas viven agregadas, que realmente no es la manera ideal de vivir, sobre todo cuando uno no la escoge, porque la familia cubana tradicional era grande, de tres generaciones viviendo juntas, pero eran casas alargadas, con sirvientes, y a esas familias les gustaba vivir así. Pero es diferente lo que ocurre hoy, hay matrimonios divorciados que tienen que seguir viviendo juntos, el tema es serio, y aumenta teniendo en cuenta el peligro de una catástrofe climática.

- ¿De dónde viene este estilo que prima en la mayoría de estas casas construidas hoy en distintos barrios de Cuba?

Creo que viene mucho de las telenovelas latinoamericanas, colombianas,  y de Miami también, de personas que tienen familiares afuera y les mandan imágenes de Miami, donde hay barrios con casas muy ridículas, pero que son modas que se imponen. Aquí hay tres factores que han influido en que la marginalidad ya no sea marginal: en primer lugar, la existencia desde antes de un núcleo de marginalidad en las ciudadelas, los barrios insalubres, que eran gente que vivía  en la marginalidad. El segundo grupo de problemas fueron los emigrantes de zonas que venían aquí y querían cultivar, y criar gallinas o sembrar plátanos en la ciudad. Los marginales, los campesinos que vinieron para la ciudad y los parientes copian el estilo de los que se fueron. Creo que de ahí fue saliendo el estilo ridículo ese, que son unos balaustres con unas mujercitas, delfines, leoncitos, tejitas, cuando esos balaustres no van con el estilo de esta época. Estoy hablando de 1920 cuando se usaba eso.

- Si fuéramos a valorar el desarrollo económico y social de Cuba a partir del tema vivienda, si quisiéramos contar su historia por sus viviendas, ¿cómo hacerlo?

La maqueta de La Habana tiene un código de color para mostrar los tiempos de construcción. Por ejemplo, el siglo XX, desde la independencia hasta la Revolución, está pintando de amarillo, y la maqueta de La Habana es amarilla. La Habana tiene un fondo colonial grandísimo, La Habana es de los primeros 60 años del siglo pasado,  lo que está añadido es Alamar, San Agustín, algunas zonas de desarrollo de microbrigadas. Lo que ha ocurrido es que se ha densificado la ciudad, porque se ha incrementado el hacinamiento, sobre todo en zonas de Centro Habana, que tienen mil habitantes por hectáreas  y con baja altura, es decir que las gentes viven una arriba de otras prácticamente.

Esta ciudad creció enormemente a principios del siglo XX. En esos primeros años incluso sobre una infraestructura de acueducto, teléfono, tranvía eléctrico, ómnibus y todo eso permitió que la ciudad creciera increíblemente, asimilando un crecimiento de población que venía impulsado por una bonanza económica. Fue la época de las vacas gordas.

Hablamos muchas veces de la vivienda y las edificaciones; pero habría que empezar por rehacer toda la estructura del acueducto que está colapsada, pues se hizo hace 100 años, en 1913, para una ciudad que tenía 300 mil personas, se calculó para 600 mil, y La Habana tiene hoy 2 millones de habitantes. Entonces, el acueducto está reventado, hay que hacer esa inversión.

Recuerdo que hace muchos años tuvimos una reunión muy interesante con el Grupo de Desarrollo de la Capital y un especialista del Ministerio de la Construcción dijo: “La Habana cuesta 3000 millones arreglarla”. Yo creo que  es mucho más; pero de todas maneras, mi respuesta es que La Habana cuesta, pero vale. Y la única manera de encontrar el dinero para mantener esta ciudad es la que encontró Eusebio Leal, es poner a la ciudad en condiciones de generar dinero para ella misma.

Playa, Avenida 41. Foto 2012.

Playa, Avenida 41. Foto 2012.

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